30 de julio de 2016

Las quintanillas (Burgos)

Nervios, incertidumbre, expectación...
Había llegado el día, caluroso, como lo están siendo la mayoría de los días de este verano. A la hora de la salida la jornada no se presentaba tan sofocante, pero a medida que el día avanzaba, y el autobús se acercaba al final del trayecto, el sol ha comenzado a demostrar su intensidad.
"Muestra de folklore Camino de Santiago", en la localidad de Las Quintanillas, Burgos. Ese es nuestro destino. Donde, junto con otros grupos, evidenciaremos la universalidad de la música. Desde Antas de Ulloa, Lugo, la agrupación 'Fiadeira'; desde Colmenarejo, Madrid, agrupación 'El Caño'; y los anfitriones del ya nombrado lugar, el grupo 'Tierra Noble', serán nuestros compañeros de experiencia…
                …La música como lenguaje mundial, colectivo, absoluto, capaz de traspasar fronteras y unir pueblos. Porque a pesar de todas sus formas, todos los ritmos posibles, la diversidad de danzas, de instrumentos para interpretarlas, de lenguas para entonarlas... la música es la única diferencia que nos une. Nos une en torno a una mesa, para unir generaciones en el mágico acto de la transmisión de costumbres; o en torno a un festival, donde se pone en relieve el multiculturalismo de la realidad que vivimos, a pesar de la tendencia a la globalización (eliminamos la divergencia de tradiciones olvidando la riqueza que proporciona la diversidad).
En este encuentro quedaron varias cosas claras, entre ellas el relevo generacional asegurado de las costumbres y el folklore, representado en la proporción de jóvenes integrantes de los grupos. Jóvenes que además de aportar una imagen fresca y vital, son los primeros en participar del intercambio cultural, los primeros en animarse a conocer gente y compartir sus tradiciones y su música, y los primeros en disposición de aprender nuevas danzas y cantares. Así, seguidos del resto de participantes, el folklore se hace protagonista indiscutible. Y es que cuando se comparte una misma afición es inevitable la diversión.
                 "Entre los folcloristas no hay gente fría", esa es la moraleja que aprendimos. Porque cuando se comparte una ilusión, una pasión, se comparten sentimientos y anhelos, sientes que estás entre tu gente, en el lugar que deseas, es imposible la frialdad... solamente se puede disfrutar. 


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